
CC por http://petfisio.com.br/esp/caonadador.php
El síndrome del perro
nadador, también llamada síndrome de cachorro nadador o plan de perro, es una
anomalía del desarrollo de las crías, que se caracteriza por la dificultad en
la deambulación (caminar). Sin embargo, ello se ha atribuido a factores
genéticos y ambientales, tales como nutrición y suelos lisos o el exceso de oferta
de proteína en la madre. Es una observación común en perros de razas condrodistroficas
de patas cortas, como las razas bulldog francés e inglés, pekinés y basset
hound; sin embargo también se han recibido informes de este síndrome en
animales de otras razas y los perros mestizos.

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Las manifestaciones
clínicas se puede observar dentro de dos a tres semanas después del
nascimiento, durante el cual ya debe ser locomoción cuadrúpedo. Hay una
hiperextensión de las articulaciones de las rodillas y los corvejones, y la
articulación hiperfletida de la cadera bilateral.
Debido a la falta de
capacidad para permanecer en la estación, los animales parecen ser débiles y
debilitados. Además, como resultado de la falta de apoyo del esqueleto
apendicular, se produce una compresión dorsoventral del tórax, el abdomen y la
pelvis, lo que conduce al movimiento similar a nadar.
El tratamiento varía
con los cambios exhibidos por el animal. Por lo general, el tratamiento es
conservador, con el uso de un vendaje de yeso adhesivo, dirigido a mantener a
los miembros en la posición anatómica, lo que da mayor estabilidad a la
deambulación.
La terapia física es de
suma importancia y debe ser de 4 a 5 veces al día durante al menos 10 minutos.
El suelo del lugar donde vive el animal deberá ser antideslizante, preferentemente
suave para evitar un aplanamiento más intensa del esternón. Otro punto
importante es el control de peso corporal, para evitar dañar y sobrecargar los
miembros posteriores.
Cuando se le da
tratamiento, aproximadamente el 90% de los cachorros recuperarse sin secuelas.
En un porcentaje menor (10% ), el animal también pueden recuperarse
espontáneamente, pero tan tarde. Sin embargo, cuando las cuatro extremidades
están afectados, el porcentaje de recuperación disminuye considerablemente. Con
la presencia de complicaciones respiratorias, el pronóstico es menos favorable.
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El síndrome del perro
nadador, también llamada síndrome de cachorro nadador o plan de perro, es una
anomalía del desarrollo de las crías, que se caracteriza por la dificultad en
la deambulación (caminar). Sin embargo, ello se ha atribuido a factores
genéticos y ambientales, tales como nutrición y suelos lisos o el exceso de oferta
de proteína en la madre. Es una observación común en perros de razas condrodistroficas
de patas cortas, como las razas bulldog francés e inglés, pekinés y basset
hound; sin embargo también se han recibido informes de este síndrome en
animales de otras razas y los perros mestizos.
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Las manifestaciones
clínicas se puede observar dentro de dos a tres semanas después del
nascimiento, durante el cual ya debe ser locomoción cuadrúpedo. Hay una
hiperextensión de las articulaciones de las rodillas y los corvejones, y la
articulación hiperfletida de la cadera bilateral.
Debido a la falta de
capacidad para permanecer en la estación, los animales parecen ser débiles y
debilitados. Además, como resultado de la falta de apoyo del esqueleto
apendicular, se produce una compresión dorsoventral del tórax, el abdomen y la
pelvis, lo que conduce al movimiento similar a nadar.
El tratamiento varía
con los cambios exhibidos por el animal. Por lo general, el tratamiento es
conservador, con el uso de un vendaje de yeso adhesivo, dirigido a mantener a
los miembros en la posición anatómica, lo que da mayor estabilidad a la
deambulación.
La terapia física es de
suma importancia y debe ser de 4 a 5 veces al día durante al menos 10 minutos.
El suelo del lugar donde vive el animal deberá ser antideslizante, preferentemente
suave para evitar un aplanamiento más intensa del esternón. Otro punto
importante es el control de peso corporal, para evitar dañar y sobrecargar los
miembros posteriores.
Cuando se le da
tratamiento, aproximadamente el 90% de los cachorros recuperarse sin secuelas.
En un porcentaje menor (10% ), el animal también pueden recuperarse
espontáneamente, pero tan tarde. Sin embargo, cuando las cuatro extremidades
están afectados, el porcentaje de recuperación disminuye considerablemente. Con
la presencia de complicaciones respiratorias, el pronóstico es menos favorable.
La increíble historia del perro Mick
La historia que hoy les contamos es una de esas
que llegan a lo más profundo de los sentimientos. Un relato que, si no es de
película, bien puede ser una de las más entrañables memorias caninas que se
puedan contar y un ejemplo de que la convicción por triunfar no es propia de
seres humanos. Su nombre es Mick,
el Boston Terrier, y esta es su historia.
Mick es un lindo cachorro que nació con la
enfermedad del “Síndrome del perro
nadador”; un trastorno que impide que un perro pueda mantenerse de pie o
sentado debido a la forma plana de su pecho, que ocasiona que no pueda sostener
su cabeza en alto y que sus extremidades se encuentre rígidas. Los perros que
sufren esta enfermedad toman una postura que se asemeja a la de una rana
nadando, es decir, con el pecho pegado al piso y las patas abiertas.
Los padecimientos están presentes desde el
nacimiento pero sólo resultan visibles hacia la segunda o tercera semana de
vida del cachorro, tiempo en el que comienzan a caminar.
Lamentablemente la mayoría de los cachorros que
nacen con esta complicación suelen ser sacrificados debido a la desinformación
y a la nula aplicación de terapia necesaria para mantenerlos con vida. Sin
embargo; La Fundación Mia, encargada de ayudar animales
con defectos de nacimiento, decidió brindarle la ayuda necesaria para sacarla
adelante. Mick obtuvo
la oportunidad de su vida.
La terapia consistió en pequeñas sesiones de
nado. Al principio Mick se
mostraba temeroso del agua pero sus ganas por mejorar vencieron su miedo. El
ejercicio diario liberó la presión en su pecho y con la ayuda de sus amigos
consiguió la motivación para seguir fortaleciéndose. Por medio de un arnés se
estimulaba la correcta postura de sus extremidades, y mediante una bandita se
colocaban sus patas en la posición adecuada propiciando el desarrollo ideal del
músculo
Para asombro de todos, comenzó a
fortalecerse tras las sesiones de trabajo y al poco tiempo ya conseguía
mantenerse sentado. Gracias a esto el cachorro ganó más confianza en su trabajo
por lo que en el momento menos esperado, ¡Mick comenzó a caminar!
¿Qué te pareció?
En Nuugi te
invitamos a compartir esta conmovedora historia con el fin de alentar a las
personas a brindar ayuda a cualquier amigo perruno que se pueda encontrar en
esta difícil situación. Juntos, perros y humanos, podemos cambiar al mundo
¡Guau!
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